Generación VHS en el MALBA

Una mañana de octubre de 2008, la única proveedora de VHS que quedaba en el mundo hizo su último envío. A esa altura, el videocasete había perdido la batalla contra el digital. Pero aunque ya nadie extrañaba la calidad de esas cintas que se deterioraban con cada pasada, el final del soporte magnético tuvo su impacto. Es que la aparición del VHS dos décadas y media antes había cambiado para siempre la forma de ver cine, y dejó una marca indeleble en la memoria cinéfila. De repente, todo estaba al alcance de la mano. Si para las generaciones anteriores el espacio cinéfilo por excelencia era el cineclub, para los que crecieron en los 80 fue el videoclub. Gracias al VHS, el cine pasó del espacio público al privado, de la sombra efímera en la pantalla grande a la materialidad de la cajita que se podía guardar y llevar a casa. A partir del casete, se pudo elegir cuándo, cómo y con quién ver películas y, sobre todo, darle al rewind y al fast forward para ver una y otra vez las escenas preferidas.

El gusto pop

La convivencia de todos esos casetes en los estantes de los videoclubes dio lugar a combinaciones inéditas de directores, estilos y épocas. “Con la asimilación de la videocasetera como un electrodoméstico, la gente empezó a llevarse películas a la casa con un criterio mucho más amplio que el que solía utilizar para ir al cine. Se amplía el acceso de la gente al material y se crea un gusto más pop, en el cual podían convivir tranquilamente el cine de autor, el cine comercial, el cine independiente y el de explotación”, observa Pablo Conde, programador, junto con Marcelo Alderete, del ciclo Generación VHS 3: el play como método de supervivencia. Es precisamente esta forma de vivir y de entender el cine la que intenta reflejar el ciclo que empieza el jueves 3 en el Malba, tercera parte de una serie que empezó el año pasado y ahora vuelve con más de 40 títulos, dada la buena respuesta del público. En la selección hay de todo. El ciclo tiene una zona de autor que incluye películas como La rosa púrpura de El Cairo, de Woody Allen, Átame, de Pedro Almodóvar, El tambor, de Volker Schlöndorff, El huevo de la serpiente, del sueco Ingmar Bergman y El estado de las cosas, de Wim Wenders. Y hay buenas películas que en su momento fueron grandes éxitos de público y de crítica como El francotirador, de Michael Cimino, La misión, de Roland Joffé o Los niños del Brasil, de Franklin Schaffner.

Pero la generación VHS no veía sólo cine de calidad: veía de todo. Por eso el ciclo incluye una buena dosis de cine popular, con títulos como Tres hombres y un biberón, El casamiento de Muriel y Austin Powers. También hay cine de género. Se proyectan dos películas basadas en obras de Stephen King que están entre las mejores adaptaciones que se han hecho de su obra: Christine, de John Carpenter, y La zona muerta, de David Cronenberg. La dosis de terror se completa con Suspiria, de Dario Argento; la cuota de súper acción es aportada por Aliens, de James Cameron, quien sería futuro director de Avatar. También hay películas de los comienzos de grandes directores actuales y vigentes: Alien 3, fue el debut del director de Red social, David Fincher; Pasajeros profesionales, el segundo largometraje del prestigioso Martin Scorsese; y Hermanas diabólicas, el film en el que Brian De Palma encontró ese estilo propio que tanto le debe a Alfred Hitchcock.

Volver al pasado

Además de recuperar títulos legendarios para ver en fílmico y en pantalla grande, el gran acierto del ciclo es que identifica y hace referencia a una generación que tuvo su educación sentimental frente a la tele, con el control remoto en la mano y el zumbido del rebobinado de fondo. En lo que va del año, la nostalgia por los 80 ya demostró su capacidad de convocatoria, incluso en las salas comerciales. En diciembre pasado, se cumplieron 25 años del estreno de la película ícono de la década: Volver al futuro. Como en otras partes del mundo, también aquí se reestrenó en formato digital para conmemorar el aniversario. La idea era que estuviera una semana en cartel. Sir Chandler, del sitio Cinesargentinos.com, había hecho cuentas y calculó que recuperaría el costo de la iniciativa con cinco mil espectadores. Pero el suceso fue tal, que la película se mantuvo cinco semanas en cartel y logró convocar 58 mil espectadores.

El entusiasmo que despertaron las ediciones anteriores de Generación VHS parece responder al mismo fenómeno. Cuando en la primera edición se proyectaron películas de Sylvester Stallone, por ejemplo, hasta hubo algún fan que apareció en la sala disfrazado de Rambo. “La gente supo entender el espíritu y la idea de este ciclo, y además tuvo la oportunidad de ver películas como Breakdance en el Malba. Esta es una resignificación que no sólo se da a nivel local: hay películas como Jackass 3D que se estrenan en el Moma, hay una forma de leer el cine distinta, moderna, que tiene mucho que ver con el público treintañero y sus referentes pop”, señala Conde.

Esta lectura también explica la inclusión de películas como Misterio en la isla de los monstruos o Los saqueadores de la Atlántida, etiquetadas por los programadores como “cine degenerado”. Conde explica: “Hay una relectura sobre determinado cine de acción o de ciencia ficción que en su momento era conocido como cine clase B o cine de explotación, es decir, películas que se filmaban basadas en el éxito de otras. Vamos a pasar Ator, el invencible y Gwendoline, que están basadas en el éxito de Conan, y otra que se llama Salsa, inspirada en el éxito de Dirty Dancing. Hay una especie de revalorización de este cine de explotación que quizá pasa más por el humor. En muchos casos es reírse de la película más que con la película, como pasa con las de Ed Wood, que en su momento seguramente no causaban gracia”.

Pero la idea de Generación VHS no se queda en el marketing de la nostalgia ni en el gusto por lo “bizarro”. Lo que importa no es tanto el revival como reflejar esa forma de ver el cine que nació con el VHS y dio lugar a una cinefilia nueva, libre de jerarquías y prejuicios o, como dicen los programadores, el “libre albedrío cinéfilo”.

(Publicado en El Guardián nro3, 3 de marzo de 2011)

Un comentario

  1. Hola Daniela, no nos conocemos, creo, así que aprovecho este medio (como suele decirse) para agradecerte por la nota. Besos.

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